Otros cuerpos menores del Sistema Solar son los asteroides y los meteoritos. ¿Conozcámoslos?
Los asteroides: corresponden a trozos de rocas que tienen distintas formas y tamaño.
Son astros pequeños, unos son solo polvo cósmico y la gran mayoría, son más pequeños que cualquier satélite. Giran alrededor del Sol, como un conjunto de rocas y piedras.
El perfeccionamiento del telescopio permitió descubrir un gran número de estos astros y es así como se han localizado más o menos 2 millones de ellos.
Muchos llevan nombres mitológicos como: Ceres, Palas, Juno, Vesta, Iris, etcétera. No son visibles a simple vista, a excepción de Vesta que se puede observar por su intenso brillo.
En general, los asteroides circulan entre las órbitas de Marte y Júpiter.
Actualmente, se entiende que estos cuerpos celestes podrían ser fragmentos de un planeta destruido, o bien fragmentos dispersos que no lograron unirse y originar un astro de mayor tamaño.
Los meteoritos: corresponden a cuerpos sólidos, que pueden ser metálicos o rocosos, son de tamaño pequeño y giran alrededor del Sol.
Miles de meteoritos ingresan a la atmósfera terrestre diariamente, y su roce con el aire provoca que el material sólido que los conforma se caliente hasta quedar incandescente. Esto provoca unas llamaradas observables en el cielo durante las noches despejadas. Esto se llama comúnmente estrellas fugaces.
Los estudios realizados sobre los meteoritos en los laboratorios, han revelado información importante en relación a las condiciones primitivas de nuestro Sistema Solar.
Las superficies de Mercurio, Marte y la de algunos satélites de los planetas -sin excluir a la Luna de la Tierra-, muestran los efectos de impactos provocados por estos meteoritos al principio de la historia del Sistema Solar. En el caso de la Tierra estas marcas se han desgastado, excepto en algunos cráteres provocados por impactos recientes.
Los asteroides: corresponden a trozos de rocas que tienen distintas formas y tamaño.
Son astros pequeños, unos son solo polvo cósmico y la gran mayoría, son más pequeños que cualquier satélite. Giran alrededor del Sol, como un conjunto de rocas y piedras.
El perfeccionamiento del telescopio permitió descubrir un gran número de estos astros y es así como se han localizado más o menos 2 millones de ellos.
Muchos llevan nombres mitológicos como: Ceres, Palas, Juno, Vesta, Iris, etcétera. No son visibles a simple vista, a excepción de Vesta que se puede observar por su intenso brillo.
En general, los asteroides circulan entre las órbitas de Marte y Júpiter.
Actualmente, se entiende que estos cuerpos celestes podrían ser fragmentos de un planeta destruido, o bien fragmentos dispersos que no lograron unirse y originar un astro de mayor tamaño.
Los meteoritos: corresponden a cuerpos sólidos, que pueden ser metálicos o rocosos, son de tamaño pequeño y giran alrededor del Sol.
Miles de meteoritos ingresan a la atmósfera terrestre diariamente, y su roce con el aire provoca que el material sólido que los conforma se caliente hasta quedar incandescente. Esto provoca unas llamaradas observables en el cielo durante las noches despejadas. Esto se llama comúnmente estrellas fugaces.
Los estudios realizados sobre los meteoritos en los laboratorios, han revelado información importante en relación a las condiciones primitivas de nuestro Sistema Solar.
Las superficies de Mercurio, Marte y la de algunos satélites de los planetas -sin excluir a la Luna de la Tierra-, muestran los efectos de impactos provocados por estos meteoritos al principio de la historia del Sistema Solar. En el caso de la Tierra estas marcas se han desgastado, excepto en algunos cráteres provocados por impactos recientes.
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